Tuesday, July 26, 2011

DESPEDIDA A MONSENOR PEDRO MEURICE EN MIAMI




Mons. Dionisio Garcia, arzobispo de Santiago de Cuba
 
El 21 de julio falleció Monseñor Pedro Meurice Estiu,  arzobispo emérito de Santiago de Cuba. El sábado y domingo estuvo expuesto en la Ermita de la Caridad por donde desfilaron muchas personas y además se celebraron varias misas. Los cubanos de Miami hemos llorado a nuestro querido pastor con honda tristeza, pero también hemos celebrado  dando gracias a Dios por el testimonio de su vida cristiana.
Desde que se supo la noticia nos preocupó saber que había muerto fuera de la arquidiócesis donde había servido por casi cuatro décadas; aquí se encontraba él recibiendo los cuidados tan urgentes para su salud con los que la iglesia de Miami y sus familiares lo estaban atendiendo. Sin embargo poco a poco se fue iluminando la realidad y lo vimos realmente como providencia divina que hizo posible su muerte junto a los católicos y familiares que lo amaban fuera de la isla para descansar por siempre junto a la imagen bendita de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en su querida ciudad de Santiago.
Así lo cree Monseñor Román, obispo cubano de Miami,  y hablando sobre él dijo: “Monseñor Meurice no solo predicó a Jesucristo Dios y Hombre verdadero, sino que vivió radicalmente su Evangelio. No solo predicó la verdad sobre la Iglesia, sino que la defendió, y mucho tuvo que sufrir por ella. No solo predicó la verdad sobre el hombre, imagen viva de Dios sino que lo defendió y promovió su dignidad, no solamente de palabra, sino tratando de aliviar sus sufrimientos físicos y morales.
Mons.  Roman, obispo cubano de Miami
En el funeral celebrado en la iglesia St. Michael, Monseñor Wenski presidió la celebración de la eucaristía y en la homilía dijo: “Ahora, el león del Oriente descansa de sus labores pastorales.  Murió  según vivió: con la oración en los labios, la Virgen a su lado y Cuba en su corazón.  Su vida fue un testimonio coherente del lema de la carta pastoral de los obispos cubanos sobre los 400 años del hallazgo y la presencia de la Virgen del Cobre en Cuba: A Jesús por María la caridad nos une.”
Durante esa misa, Monseñor Dionisio, arzobispo de Santiago de Cuba actualmente,  hizo una reseña histórica de la arquidiócesis de Santiago desde los comienzos, y dentro de ese marco habló sobre Monseñor Meurice que sabemos ya es figura importante dentro de la historia de la iglesia y de la nación cubana. El habló de sus experiencias personales, de las enseñanzas recibidas de este obispo maestro, a quienes muchos conocimos desde niños y durante nuestra juventud. El también nos enseñó a ser libres e innovadores en una situación difícil y de cambios drásticos. La unidad en la Iglesia, la unidad entre los cubanos,  entre los de afuera y los de adentro, ha sido un legado de nuestro querido y sabio obispo: "Somos un solo pueblo".
En el famoso y valiente discurso que Monseñor Meurice dirigió a su Santidad Juan Pablo II lo expresó así:
“La nación vive aquí y vive en la diáspora, sufre, vive y espera aquí y también sufre, vive y espera allá fuera. Somos un pueblo único que navegando a trancos sobre todos los mares, seguimos buscando la unidad que no será nunca fruto de la uniformidad, sino de un alma común y compartida a partir de la diversidad.”
En el testimonio que dio la religiosa social, Mirta,  que lo asistía desde hace muchos años,  que lo atendía   en el Cobre y pudo venir a cuidarlo durante su gravedad,  nos relató sus últimas horas. “Murió según vivió: con la oración en los labios, la Virgen a su lado y sumiso a la voluntad de Dios, pero con la fuerza de su personalidad intacta. Murió sonriente y lleno de amor.

Mons. Wenski, arzobispo de Miami
Monseñor Meurice murió rezando el rosario en el hospital que está al lado de de la Ermita de la Caridad y lo terminó en el cielo frente a la Virgen. Su funeral comenzó en Miami y terminará en su querida iglesia de Santiago junto a la Virgen del Cobre.

Nosotros lo despedimos con el gran cariño que él se merecía por ser obispo cubano  predicador de la verdad que se entregó y vivió  amando fielmente a Cristo y a la Iglesia.

Despidiéndolo en la Ermita,  al presentar los dones en la Misa  cantamos con música guajira:

Virgen y Madre de la Caridad, lleva nuestra ofrenda a Cristo.
Hacia tus manos llevamos la patria con su dolor y el exilio te ofrendamos, Señor, confiando en tu gran Amor.
Hoy se nos marcha un hermano, un gran patriota, un pastor, se nos marcha de tu mano, Señor con Cuba en el Corazón.

Elisabet Rodriguez





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