Hola,
Hay una señora
en la parroquia que no está muy bien de la cabeza. En nuestra parroquia tenemos
la capilla con los santos y sus velas.Esta señora entra a nuestra capilla todos los días para asegurarse que las velas estén en orden. Aparentemente, para ella, todas las velas tienen un número; todo número representa alguna persona o familia. Cuando ella entra a la capilla mira las velas; mira las que están encendidas, las que están apagadas. Mira dónde están las encendidas y en qué lugar están las apagadas. Si empieza a hablar muy alto en la capilla, se sabe que alguna vela está fuera de lugar.
¿Qué es lo que pasa, según ella?
Muy sencillo. Las velas tienen que estar distribuidas en todas las esquinas. Esto quiere decir que todos están protegidos. Si están solamente en el centro, quedan algunos sin esa protección. Ella las coloca de acuerdo a ese esquema. Algunas velas representan personas que no están bien y nunca se van a mejorar. ¿Por qué encenderlas? Se pregunta ella. Por lo tanto, las apaga.
¡Interesante! Me ha tocado escucharla. ¡Que interesante entender su preocupación! ¡Que interesante ver su dedicación a lo que ella cree que es lo correcto!
Anoche vimos la película “Whiplash”. Al final el muchacho hace lo que él sabía quería hacer. No se dejó dominar por la persona al frente, por el profesor quien dirigía.
Don’t we all have a conviction within which drives our desire
NO es
verdad que al igual que esa señora en mi parroquia, todos tenemos nuestras
dedicaciones, nuestras preocupaciones, que para otros pueden parecer locuras? Para nosotros es lo normal, lo que tiene que
ser.
Lo normal
era que Jesús se bajara de la cruz.
Lo normal es
que la señora deje esas velas tranquilas donde la puso el interesado.
Lo normal
es que el muchacho se diera por vencido y no fuera a esa última presentación.
Lo normal,
parece ser, es que entendamos lo que nos mueve, what drives us, y seamos fieles
a ello. Porque al ser fieles, seremos fieles al Señor.
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