Le dice una niña
de 4 anos a su mama, “Dios está muerto”. Se le abrieron los ojos y antes de
responderle la niña le dice, “porque está en el cielo”.
La pobre madre me
vino a hacer el cuento. De momento, no supe qué decir. Enseguida logré entender
su lógica. Si decimos que todos los que mueren van al cielo y si decimos que
Dios está en el cielo, conclusión, Dios está muerto. ¡Qué fascinante la mente
de un niño!
Me tuve que reír.
Queremos explicarles algo tan complicado como la muerte a los niños y
terminamos… diciendo lo que no es.
Hoy el evangelio
habla de entregarles la perla a los cerdos. No sé si se conecta uno con el
otro. Lo que pienso es que lo que damos a los demás, lo que compartimos con los
demás, es recibido y tratado desde su realidad. Y muchas veces usan o disponen
de esa información como único saben usarla o como les va mejor usarla.
Me habla de tener cuidado. De estar al tanto
de lo que se dice, cómo se dice, y a quién se dice.
Al final, le digo
a la niña, en el cielo todos están vivos. “Ay, caray. Creo que le compliqué
mas la vida”
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