Ayer caminaba por las calles del pueblo con una de las hermanas participantes del taller. La invité para que viera uno de los lagos. Al caminar disfrutábamos del paisaje. Al acercarnos al lago se lo señalo. Para mi sorpresa me dice “es un río”. Como sabía que era el lago se lo volví a afirmar. No quedó muy convencida.
Hoy escuchaba el evangelio donde nos envían dos en dos y llevar lo necesario. A veces me pregunto a mi misma si ese llevar lo necesario no incluye dejar también nuestros prejuicios o nuestra "sabiduría".
Al fin, cuando vio el nombre del lago, quedó convencida de que era un lago.
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